En Bulgaria, el primer día de marzo se celebra la fiesta de la Baba marta (abuela Marta) una transición entre el invierno y la primavera. Mayores y pequeñoslucen una Matenitza para evocar la salud y la buena suerte.
La leyenda de esta tradición nos cuenta que la Martenitza fue el mensaje de salud y bienestar que intercambiaron el khan Isperih (que formó la Bulgaria balcánica) y su querida hermana, cuando él tuvo que partir con parte de su pueblo desde las lejanas montañas tibetanas en busca de nuevos territorios. Después de su largo camino atravesó el Danubio y acampó en tierras habitadas por los eslavos que le recibieron amistosamente con ricos manjares y los exuberantes frutos de su bendita tierra. Pero el corazón del joven khan lloraba por la añoranza de su tierra natal y su familia, y su lamento se levantó hasta el sol que, consternado, hizo descender a su hombro una veloz golondrina (paloma o halcón en otras versiones) que le habló con voz humana y él le confió su pena. Emprendió ella el camino de vuelta a las tierras de su padre Kubrat y al llegar allí dio el mensaje de la creación de su nuevo estado a su querida hermana (Kalina) y familiares. En señal de su alegría le hizo ella un verde ramito (de sagrado eneldo) envuelto en lana blanca con nudos que cifraron su mensaje, así como era la costumbre entre los búlgaros, y lo mandó de vuelta con la misma golondrina. En pocos días llevó el pájaro el mensaje a Isperih, pero tuvo que pagar su rápido y abnegado vuelo con una herida en sus alas que encarnó de sangre la blanca lana. Al descifrar el khan el mensaje de su hermana y percatarse de la fidelidad de su mensajera celestial, guardó la ramita adornada con la lana blanca y encarnada cerca de su corazón y mandó a todo su pueblo que hiciera lo mismo, en conmemoración de este día, de generación en generación...
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