Suelen ser hombres que bailan haciendo tintinear unos cencerros de cobre, de largos badajos, que llevan atados a la cintura. A la cabeza se colocan unas mascaras de madera con imágenes de animales que producen temor.
El sonido rítmico de los cencerros cautiva al oído y suscita un aire misterioso.
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